Aquella noche
se posó en mi ventana,
pero no era un
cuervo negro
era un colibrí
del color del arco iris.
Mi corazón
empezó a latir
con la misma rapidez
que el suyo,
se acompasaron
bajo el cruce
de nuestras miradas,
se convirtieron
en melodia mientras
nuestras sonrisas
se lanzaban una cuerda.
Y entonces me dijo...
Nunca más...
volverás a tener
MIEDO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario