martes, 28 de noviembre de 2017

Sin sentido(s).


Al principio pensé que era un mal sueño, ahora sé que es una pesadilla. Ya no sirve mirar debajo de la cama, taparse con la sábana es tontería; no tengo donde escapar…los cuentos ya no me dejan elegir mi propia aventura. La piedra en el camino me golpeó en la cabeza y se desangró mi corazón. Encontré al silencio creando una pared de espejos, detrás la nada…delante el reflejo del yo que nunca he querido ser. Resbalé con mis lágrimas y quedé tendido mirando al cielo, dónde están las formas de las nubes? Dónde aquella luna a la que le aullaba? Ahora soy la brisa que casi nadie siente, la enigmática sonrisa de aquel cuadro que nadie entiende…falsedad con mayúsculas. El chico que se mató en aquella curva de tu cintura. Soy unos labios secos en el desierto de tu indiferencia, una espalda sin tacto, los ojos de los que se reía el Lazarillo de Tormes. Me convertí en un TE QUIERO en el espacio exterior, siento que miro el concierto detrás de la columna más grande del teatro, todos mis sentidos igual de sanos que de inútiles. Bufón en la corte de tus conquistas, trauma que borraste de tu recuerdo, el billete que rompiste al llegar a tu destino. Y ahora que soy una estatua de hielo, sólo te pido que te conviertas en sol para que sea tu rostro lo último que vea antes de convertirme en agua y confundirme con el resto del mar de gente.

viernes, 24 de noviembre de 2017

Naturaleza.

Sentado en la hierba, un punto que el sol mira con indiferencia. Miro hacia el suelo y todo son hierbas y flores, miles de vidas aun más insignificantes que la mía. Cientos de cantos parecen calmarme, a la vez que me intriga su aparente alegría. Por qué cantáis si nadie os escucha? Sois tan bellos y nos importáis tan poco. La vida va tan deprisa que ya pocos nos paramos a hablar con ella. Y si alguien nos ve, nos llamará vagos, nos dirá que mejor emplearemos nuestro tiempo en cosas más útiles. Hay algo más útil que pensar? Que hacer más fuerte nuestra vejez? Que dar de comer a nuestra sabiduría? Que en el último latido nos queden menos preguntas? Y con eso mi inteligencia no se siente superior, todo lo contrario, hay tanto que saber y yo sé tan poco. Quizás la hormiga que sube por mi pierna lo comprenda mejor que yo, con su aparente insignificancia nos mira desde abajo, nos mira con humildad y se ríe de nosotros. Un trocito de césped en un parque es su mundo, que pequeñito pensaréis. Acaso igual de insignificante es nuestra ciudad, nuestro país o nuestro mundo? Siempre hay algo mayor que nosotros, algo que piensa que nos entiende cuando ni siquiera se entiende a sí mismo. Yo tengo un nombre, una cara y un cuerpo que van cambiando sin dejar de definirme, también el parque donde estoy va cambiando y no deja de ser el mismo. Cómo aspirar a comprenderme si no entiendo lo que me rodea. Si la belleza es tan cambiante y a veces parece mi única aspiración. Superficial? Quizás sí. Profundo? Puede que también. Sólo pido que no me juzguéis, ni me llaméis loco, porque quizás vuestra cordura es la mayor de las enfermedades. Porque cómo puedes ver tanta belleza a tu alrededor y vivir tan tranquilo?

lunes, 30 de octubre de 2017

Poema inacabado.

Y dentro de esta angustia,
de esta terrible tristeza
lágrimas que dejan surcos y…
pecho envenenado.
Dentro de todo lo que huía,
pesadilla cumplida,
pensamiento apartado y…
la pena a la que le escribió Keaton.
Dentro del mayor de los anhelos,
mis labios huérfanos,
ver como se va borrando tu espalda y…
el sabor de tu sexo olvidado.
Dentro del recuerdo que mata,
del olor a café pasado,
tu cepillo de dientes mirándome y…
el eco tu de tu risa apagándose.
 Dentro de aquel futuro soñado,
nuestro perro sin nombre,
tus bonitas palabras sin sentido y…
toda la paz que se convierte en guerra.
Dentro de todo,
del fin,
del reencuentro,
y del principio,
dentro sólo tengo una idea…
el poema no está terminado.




jueves, 26 de octubre de 2017

Sólo tu nombre.

Y  te vestiste de indiferencia,
para mí,
que siempre te veo desnuda.
Tu lenguaje se volvió silencio,
conmigo,
que en mi cabeza retumban todas tus palabras.
Tu comida otros labios,
la mía,
siempre serán los tuyos mi preferida.
Tu risa cambió de dueño,
y eso a mí,
me parte el alma.
Ya no sé como se llama tu paz,
yo no conozco otra,
que dormir a tu lado.
Y ahora cómo llamas al tiempo,
el mío,

sólo pronuncia tu nombre.

lunes, 23 de octubre de 2017

Siento.

Y siento,
siento mucho si algún día
no respeté tu tristeza,
si pensaste que la quería hacer mía.
Siento todas esas palabras inútiles,
que te hacían entornar los ojos,
cuando la única realidad es que yo sólo quería besarte.
Siento ser torpe,
si me confié y te fallé,
si esperabas más
si podía hacer más.
Siento no tener la culpa
y aún así sentirla,
siento…
la duda y la pena.
Pero no siento,
no acostumbrarme a tu silencio,
a pensar en ti cientos de veces al día…
a no dudar de mi amor.
No siento esperar todo el día
por poder leer algo que salga de ti,
por ver un video o una fotografía
que me hagan seguir creyendo en la belleza.
No siento ninguna de las lágrimas
que gritan lo que te echan de menos,
ni mirar el teléfono mil veces
aun sabiendo que no vas a escribirme.
Siento no tener la cura ni serla…
pero no siento mi dolor…
si ha servido para por un segundo...
hacértelo un poco más fácil.


miércoles, 19 de abril de 2017

Regazo

Simplemente me senté en tu regazo,
allí jugué a adivinar el color de los coches
de cualquier desconocido.
En aquel otro regazo,
jugué a contar palillos,
a mostrar mi torpeza y
sacar su risa.
Esta vez el regazo era de mujer,
y me acariciaba la espalda,
me dormía y me escondía de la tormenta
que azotaba a mi familia.
Hubo de otro regazo del que salí,
en el que nunca me quise sentar,
porque era frío y cortaba.
Cuantas historias en este otro regazo,
con acento del sur y palabras del norte,
con mitología que me hacía soñar y me convirtió
en trovador para siempre.
Todos los niños que he sido,
buscaron siempre el amor en un regazo,
pero siempre hubo uno preferido,
donde apoyar mi cabeza para que acariciaras
mi pelo.
Y ahora te preguntas por qué te quiero,
porque me vuelves a la infancia,
a paraíso olvidado,
porque me has devuelto

lo que pensé que había perdido para siempre.