Yo que salto
de página en página,
que me siento
en tantas comas,
que lloré
a tantos puntos finales y
luchado
por tantos seguidos.
Yo que renuncié
a las gomas de borrar
y siempre sé
que hay bajo los
tachones.
Yo que me levanto
cada día
pidiendo
una hoja más...
Sólo necesito
que al final mi libro sea
de poesía.