Todos los miedos

Y al final todas aquellas poesías de adolescente, de rima fácil, de llorarle al mundo por cosas que no entendía, por hablarle a un amor que se expresaba en otro idioma… ahora les pongo tu nombre.  Tú haces que no me sienta imbécil, cuando lo soy con mayúsculas y tú no dejas de llamármelo. Tú haces que yo que dije que había matado todos mis miedos, después de aquella mañana que mi teléfono sonó por segunda vez para hacerme volver a nacer… ahora siento pánico de tu ausencia.  Yo que nací tres veces, ahora le pido a la vida una cuarta oportunidad, para redimirme…para que me acompañes en el viaje hacia mi último latido. Sólo deseo ese mundo que nos asusta con coincidencias, que se para cuando nos metemos en la cama…que se mira a los ojos y grita en la madrugada.  Y me ato a los mechones de tu pelo esperando que no los desenredes, que aceptes todos los cafés por la mañana… que esa mirada no deje de brillar.  Ruego porque el tiempo sin ti cada vez sea más corto, no tener que contarte mis sueños en la distancia,  tus manos en mi pelo sean los que me despierten en la mañana.

El problema

El problema empezó cuando Eva le regaló aquel fruto rojo a Adán. Le estaba dando su corazón para que lo convirtiera en sangre. Cuántas lágrimas desde entonces cayeron a la vez que el goteo rojo, cuánto dolor por regalar lo que nos pertenece, por no cuidar el regalo más bello de todos, nuestra vida. Pecado debería ser dar lo que nos es regalado, el latir, respirar, sentir, ser… humano es un regalo, y no podemos dar nuestras vidas a los demás, nos pertenecen, no se traspasan ni se alquilan. Las vidas se cuidan con recuerdos y se adornan con buenas compañías, pero no se dan, porque quién va a cuidarte mejor que tú mismo, tú que controlas tus latidos, tú que te alimentas y te das el oxígeno que necesitas. Ama tu vida como nunca jamás amaste, adora cada centímetro de tu cuerpo porque es el más maravilloso legado de los que un día se unieron para hacerte persona, uno sólo que eres, uno sólo que te perteneces, el más importante para ti, lejos de colores, géneros o estados. Rézate cada día y alábate cada segundo, porque tu vida es tu Dios, tú eres tu propio DIOS.

Desaparecer

Quisiera desaparecer, convertirme en cenizas, ser nada, vacío, no ser calor ni ser frío. Alejarme del dolor, ser donde no llegan las lágrimas, más muerto que vivo, ser un ánima. Olvidarme de todo, no recordar nunca lo vivido, ser página en blanco, que mis arrugas no tengan sentido. Que el espejo no me refleje, un borrón en tú fotografía, no quiero sentir tristeza mucho menos alegría. Pasear sin ser visto, golpeado sin dolor, lejos de ser recordado, un alma sin esplendor.

Dónde estás

¿Por qué me abandonaste alegría? Si ya no puedo reírme de la vida, ¿Qué será de mí? Cómo respirar en un mundo en el que ya no encuentro sentido, cuando todo lo que creo son fichas de una gran figura de piezas de dominó y todos conocemos su final. ¿Estoy condenado a ver desmoronarse todos los mundos que cree? Si has convertido esto en algo personal, no me parece justo. Yo soy insignificante ante tu poder. Tú manejas todos los hilos y yo sólo tengo fuerza para volver a levantarme cuando me empujas. Pero bueno, es tu decisión, búrlate todo lo que quieras de mí, destroza todo lo que yo construya, conviérteme en tu juguete. Me arrancarás miles de lágrimas pero ya no podrás  conseguir que abandone. Ese tiempo ya pasó, ahora te veo de otro modo, ya no tengo ningún prejuicio sobre ti. Ríete de mí todo lo que quieras porque ya nunca renunciaré a ti, VIDA.

Cambio

Hoy miré nuestra fotografía y todo había cambiado, las sonrisas lloraban y en mis ojos se veía el dolor. Qué bonito sería que nuestro mundo se hubiera quedado siempre ahí, como la foto que mostraba nuestro amor. Pero el tiempo no conserva, lo cambia todo, lo cura o lo enferma, pero los momentos son momentos. Ahora busco el punto álgido de la curva de nuestra felicidad, intento recordarlo ahora que descendemos vertiginosamente. Mi mente se ilusiona con que no sea el final de la montaña rusa, pero mi corazón siente que ha viajado mucho ya. Siempre odié los parques de atracciones, quizás los paseos solitarios me peguen más. Creo que nací para el aburrimiento de una vida sin sobresaltos, nunca busqué emociones fuertes. Sólo quería una mano que me acompañara pero éstas siempre buscan algo que yo no poseo. Por eso ahora creo que debería apartarme, dejar paso a la nueva atracción y volver a mi parque solitario. Pero duele tanto la soledad cuando tu mundo creía que siempre estaría acompañado por ella.

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Adiós ruido

Vivo en una noche empapada de alcohol,
 de tenerte y no tocarte,

del sonido de mi móvil,
de sonrisas falsas
y canciones que no escuchas.

De querer irme a casa,
mientras los brindis me hacen volar,
de un reloj parado…

saber que pronto vendrás.

Que llegarás imponente,
espantando males y borrando heridas,

para desaparecer en mi cama,
 explicarle al mundo que al final tenía sentido...

apagando todo el ruido.

Sabor café

Ahora ansío mañana

de besos con sabor café

de sábana perdida,

edredón que no abriga mas que tus brazos.

Sonrisas que alteran mi mirada,

qué pacto hizo tu risa,

para acelerar mi latido,

y tu mano en mi pelo para detenerlo.

Olvidé la tristeza corriendo por tu espalda,

yo que nací lágrima

ahora no la recuerdo,

perdí mi patria entre tu pelo.

Confundí noche con mañana

en medio de tus muslos,

por no dejarte marchar nunca…

porque ya siempre estás,

siempre sabré cerrar los ojos.

Me hiciste confundir sueño con realidad,

asaltando mi mente,

convirtiéndote en diosa…

poniendo tú bandera en mis rincones más oscuros,

ahora me ciega el sol.

Y ahora que el miedo lleva tu nombre,

me sumerjo desnudo en tu agua helada…

porque más miedo me da la duda,

que la Muerte.