No sé si era la primera noche del año,
o la última donde debería terminar,
mis risas se congelaron, putos recuerdos,
con aquella frase tú los mataste.
Gracias al dj,
al volumen de aquella canción,
a todo el alcohol,
nadie oía romperse mi corazón.
Gracias a aquella chica,
al movimento de sus caderas,
nadie se dio cuenta
lo que pasaba en mis ojeras.
Pudo ser el whisky irlandés,
pudo ser el último chupito,
todo del revés, se me cayó un mito.
Gracias a la sonrisa del camarero,
a que llevaba una de más
no visteis que no era brillo...
que eran lágrimas.
Y gracias a la oscuridad,
a las luces de la discoteca,
nadie pudo adivinar,
que se acababa una época.
Pudo ser el whisky irlandés,
pudo ser el último chupito,
todo del revés, se ma cayó un mito.
Pudo ser el hielo,
que le sobraba a aquel vaso,
que no te volveré...
a hacer caso.
