Metámonos
debajo de las sábanas
con una linterna.
Contemos lo malo
como si de un cuento
se tratara
que al cerrar el libro
todo fue imaginario.
Salgamos ahí fuera
a
inventar nuestro mundo,
matemos todos los monstruos
llorando de risa.
Mirémonos
a los ojos
durante horas...
en silencio.
Sientes la paz?
Yo ya no quiero
vivir sin
ella.