martes, 6 de febrero de 2018

Cien años más.

Y yo que mostré mi pecho,
que lo apreté contra
la espada,
que puse la pistola en mi sien,
la soga
en mi garganta.

Yo que tantas veces,
pedí que esto acabara,
convertirme en cenizas,
huesos,
en nada.

Yo que perdí el miedo,
que lo dejé en aquella
semana,
en aquellos hospitales fríos,
en aquellas noches en vela.

Para que llegaras tú,
con tu triste mirada y
tu aliento en mi espalda,
para desear cien años más,
aunque ahora el pánico,
me guiara.



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