miércoles, 22 de abril de 2020

Siempre llego tarde.


La vida va tan deprisa y yo tan despacio. Cómo entender algo a lo que sólo le has visto la espalda.  

Yo que nací tarde, me sacasteis a la fuerza, con fórceps, nunca pedí estar aquí… pero no es la primera fiesta a la que no me invitan y hago mía. 

Mi vida es un brazo levantado y un tren que se aleja. 

Una fecha marcada en el calendario del año pasado. 

Duermo muy poco, intentando recuperar, alcanzaros… pero me equivoqué de camino. He tropezado con tantas piedras, tiene tantas curvas mi camino que nunca he visto un horizonte. 

La tapa de todos mis yogures ponían sigue probando. 

Me devuelven todas las cartas con el mismo mensaje: “esa dirección ya no existe”. 

Una vez más me encendieron las luces al llegar al concierto, una vez más caminaba en dirección contraria a todos, mi vida es una conferencia en otro idioma y mi traductora simultánea acaba de perder la voz. 

Siempre visto distinto porque no sé seguir una moda. 

Todas las cuerdas que me lanzaron eran demasiado cortas y en esos sueños siempre caigo al precipicio. 

Porque sólo soñando, allí donde presente, pasado y futuro son igual de absurdos que yo, sólo allí… donde seguís viviendo todos los que me robasteis el corazón. Sólo allí le veo el rostro a la vida y me abrazo a algo.


miércoles, 15 de abril de 2020

No lo vi.


No vi su espalda 
al marcharse
y quizás ese sea 
el problema. 
Sin una despedida
a la que agarrarse 
todo era 
        caída. 

Porque las palabras escritas 
no dan calor 
en este eterno 
invierno, 
no cuando tu mirada 
podía haber sido dos piedras, 
ya aprenderé a hacer
                    fuego. 

No vi su boca decir 
adiós 
y quizás esa sea 
una respuesta. 
Que fácil es esquivar 
lo que no escuchas, 
hacerse el sordo 
en un mundo que 
para los demás es un 
                    grito. 

Que fácil es seguir 
escribiendo 
tu propio libro 
cuando te han escondido 
el punto 
        final. 

No sentí tu mano 
en mi mejilla… 
y por eso seguí vivo 
mirando la tapa de mi 
                     ataúd.


lunes, 13 de abril de 2020

Falsedad.

Algunos me han llamado inteligente...
yo que tengo más preguntas
que respuestas.

Otros me han dicho guapo,
yo que hay días que evito
todos los espejos.

Que persona más alegre pensaréis...
yo que sonreí en vuestros funerales
mientras me rompía por dentro.

Puedo ser el alma
de una fiesta, 
aún cuando deseo ser un ermitaño
en la montaña.

Bailar 
sin música,
cantar 
sin ganas,
beber alcohol
suspirando por agua.

Puedo fingir 24 horas,
decirte al oído
lo que tu quieres...
y no lo que yo
pensaba.

Asentir mientras escucho
tus palabras y
no me entero de nada.

Puedo ser el más falso
de los hombres, 
cuando ser humano
ya no signica
nada.

Pero cada vez que cojo
un lápiz...
desnudo mi alma.
 


viernes, 10 de abril de 2020

Cosa de pocos.


Querer es querer y poder cosa de pocos. 

Esos que exprimen nuestra roja sangre para caminar por la alfombra mientras sonríen y nosotros aplaudimos. Ellos tensan la soga y nosotros regalamos cabezas vacías y agradecidas. 

Van dejando migas de pan para que volvamos a nuestras tristes casas y recemos por su vida mientras la nuestra va muriendo. Dioses de papel verde y sudor de otros, historia ya consolidada, contrato de nuestros antepasados… batalla perdida. 

En sus campos de golf nosotros pondremos el agujero, para que sus palos de oro y sus pelotas acierten una vez más.   

Que mas da que no tengan vidas para acabar su buffet libre si ayer me dejaron probar una de sus langostas… aunque mi hermano murió pidiendo un trozo de pan. 

En ese mundo donde las muertes tienen categorías, ascienden y descienden de división mientras en la televisión marca nuestro ídolo. Cambia de canal que aquel niño en huesos de piel oscura nunca podrá ver la corona de ese virus en un móvil chino. 

Cuando la muerte tiene realeza sólo los súbditos que viven cerca del rey saldrán en las noticias…

jueves, 2 de abril de 2020

Jódete Calderón

Jódete Calderón

Dónde van los sueños
una vez vividos… 
porqué no los recuerdo,   
cuanto tiempo perdido. 

Quién mató aquella felicidad
sin disparar 
una alarma, 
sin clavarme en el pecho
rayos de sol.

Cómo tirar migas de pan 
para regresar
a la casa de Morfeo, 
quién tiene la aguja
de la rueca 
que me permita no volver. 

Allí 
donde me hicisteis creer 
en la inmortalidad, 
allí 
donde me agarraba 
una vez más a vuestras palabras. 

No quiero tornar 
de donde volvemos 
a comernos el mundo, 
de los saltos del tiempo 
agarrado a vuestro abrazo, 
historias sin sentido… 
única lógica para mí. 

Porque hoy 
mataría a Calderón, 
porque no quiero 
que la vida sea sueños 
y que los sueños sólo sean eso, 
quiero que siempre
sean cinco minutos más… 
a vuestro lado.

@azaustre