miércoles, 15 de abril de 2020

No lo vi.


No vi su espalda 
al marcharse
y quizás ese sea 
el problema. 
Sin una despedida
a la que agarrarse 
todo era 
        caída. 

Porque las palabras escritas 
no dan calor 
en este eterno 
invierno, 
no cuando tu mirada 
podía haber sido dos piedras, 
ya aprenderé a hacer
                    fuego. 

No vi su boca decir 
adiós 
y quizás esa sea 
una respuesta. 
Que fácil es esquivar 
lo que no escuchas, 
hacerse el sordo 
en un mundo que 
para los demás es un 
                    grito. 

Que fácil es seguir 
escribiendo 
tu propio libro 
cuando te han escondido 
el punto 
        final. 

No sentí tu mano 
en mi mejilla… 
y por eso seguí vivo 
mirando la tapa de mi 
                     ataúd.


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