Querer es querer y poder cosa de pocos.
Esos que exprimen nuestra
roja sangre para caminar por la alfombra mientras sonríen y nosotros
aplaudimos. Ellos tensan la soga y nosotros regalamos cabezas vacías y
agradecidas.
Van dejando migas de pan para que volvamos a nuestras tristes
casas y recemos por su vida mientras la nuestra va muriendo. Dioses de papel
verde y sudor de otros, historia ya consolidada, contrato de nuestros
antepasados… batalla perdida.
En sus campos de golf nosotros pondremos el
agujero, para que sus palos de oro y sus pelotas acierten una vez más.
Que mas da que no tengan vidas para acabar su
buffet libre si ayer me dejaron probar una de sus langostas… aunque mi hermano murió pidiendo un trozo de pan.
En ese mundo donde las muertes tienen
categorías, ascienden y descienden de división mientras en la televisión marca
nuestro ídolo. Cambia de canal que aquel niño en huesos de piel oscura nunca
podrá ver la corona de ese virus en un móvil chino.
Cuando la muerte tiene
realeza sólo los súbditos que viven cerca del rey saldrán en las noticias…
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