viernes, 24 de marzo de 2017

Búsqueda

Te he buscado en tantas noches solitarias,
 lágrimas sin sentido.
Te buscaba en copas que quemaban
 y en fantasías de niño.
Aparecías en sueños que no recordaba,
en aquella película cuyo nombre ya no recuerdo.
Te añoraba en camas vacías,
y en otras llenas de nada.
Me sorprendías mirando las estrellas…
y parecía infinitamente imposible encontrarte.
Te adueñabas de palabras que no eran para ti,
y al final le diste sentido a todos mis poemas.
Te guardé mi primera vez…
para venderla al odio y al reproche.
Perdí mi voz gritándote en desiertos,
mientras tú escuchabas otras canciones.
Me hiciste sentir que tu piel era un invento,
como los dioses y fantasmas que dominaban mis miedos.
Recé para encontrarte…
yo que no creo en el cielo si no es entre tus piernas.
He muerto en mil batallas,
y resucité en nombre de la esperanza.
Descubrí que todos mi sueños tenían sentido,
la noche en que el mundo se paró y…
la luna nos dio la espalda llena de envidia.
Vi a los hombres rechazarnos.
Una vez más el ser humano le escupía
a lo que no entiende.
Pero reímos juntos a carcajadas,
nos divertían sus miedos ante el huracán
que provocaban nuestros besos.
Y ahora que sé tu nombre y tu cuerpo es mi religión…
siento que lucharé contra todos mis miedos un día más.

martes, 7 de marzo de 2017

Máscara anti-gas

Yo nunca supe de donde venían aquellas hostias,
porque mi bondad era así castigada.
Había tanto odio en el humo de aquel café
mezclado con el de su tabaco,
que para mí solo eran las cenizas del
fuego que me acababa de quemar.

Yo siempre supe de donde venía aquel amor,
que convertías tu dolor en caricias,
veía tanto cariño en tu mirada…
que nunca sentí miedo.

Ahora quizás entiendo que nací del miedo y del dolor
mezclado con el amor más puro,
que ve su llama apagarse.

Soy mezcla de su ira
que tu apagabas con la mirada,
mañanas de sus tormentas…
noches de paz en tu regazo.

Mi yo niño pronto comprendió
de dónde venían sus golpes,
eran tu culpa…
por nacer, ser, tu enfermedad.

Noches sin dormir,
por las que mi pequeño cuerpo tuvo que pagar.
Tu respiración que no quería salir,
mientras gritarme se convirtió en su oxígeno.

Quizás no merecía nada,
puede que yo fuera el culpable de todo.
Tú convertiste tu quemarte por dentro,
en la llama del amor más puro…
ella cambió sus miedos,
por mi odio y mi condena.

Y mi castigo fue buscar siempre tu orgullo,
mientras a ella le negué todos mis abrazos,
mirar juntos la tele,
mientras ignorábamos sus palabras…
pagué toda mi incomprensión con la mayor de las indiferencias.

Ella mató mi infancia,
pero fuiste tú quien rompió mi corazón,
tu enfermedad, tu fragilidad
escondida detrás de la más hermosa de las sonrisas.

Porque ahora sé que fue ella,
la enfermedad con mayúsculas,
la fecha de caducidad de una vida demasiado corta,
tú, hija de la gran puta, rompías cada día
nuestro pequeño hogar.

Manchabas de mierda todo,
envenenabas todo el ambiente…
y ahora veo que sólo había una máscara anti-gas…
y tú me la pusiste a mí.

Quizás hubiera preferido tu odio,
tus golpes, una mirada fría o un rechazo…
porque el día que te fuiste…

me mataste contigo.