miércoles, 22 de abril de 2020

Siempre llego tarde.


La vida va tan deprisa y yo tan despacio. Cómo entender algo a lo que sólo le has visto la espalda.  

Yo que nací tarde, me sacasteis a la fuerza, con fórceps, nunca pedí estar aquí… pero no es la primera fiesta a la que no me invitan y hago mía. 

Mi vida es un brazo levantado y un tren que se aleja. 

Una fecha marcada en el calendario del año pasado. 

Duermo muy poco, intentando recuperar, alcanzaros… pero me equivoqué de camino. He tropezado con tantas piedras, tiene tantas curvas mi camino que nunca he visto un horizonte. 

La tapa de todos mis yogures ponían sigue probando. 

Me devuelven todas las cartas con el mismo mensaje: “esa dirección ya no existe”. 

Una vez más me encendieron las luces al llegar al concierto, una vez más caminaba en dirección contraria a todos, mi vida es una conferencia en otro idioma y mi traductora simultánea acaba de perder la voz. 

Siempre visto distinto porque no sé seguir una moda. 

Todas las cuerdas que me lanzaron eran demasiado cortas y en esos sueños siempre caigo al precipicio. 

Porque sólo soñando, allí donde presente, pasado y futuro son igual de absurdos que yo, sólo allí… donde seguís viviendo todos los que me robasteis el corazón. Sólo allí le veo el rostro a la vida y me abrazo a algo.


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