Hoy miré nuestra fotografía y todo había cambiado, las sonrisas lloraban y en mis ojos se veía el dolor. Qué bonito sería que nuestro mundo se hubiera quedado siempre ahí, como la foto que mostraba nuestro amor. Pero el tiempo no conserva, lo cambia todo, lo cura o lo enferma, pero los momentos son momentos. Ahora busco el punto álgido de la curva de nuestra felicidad, intento recordarlo ahora que descendemos vertiginosamente. Mi mente se ilusiona con que no sea el final de la montaña rusa, pero mi corazón siente que ha viajado mucho ya. Siempre odié los parques de atracciones, quizás los paseos solitarios me peguen más. Creo que nací para el aburrimiento de una vida sin sobresaltos, nunca busqué emociones fuertes. Sólo quería una mano que me acompañara pero éstas siempre buscan algo que yo no poseo. Por eso ahora creo que debería apartarme, dejar paso a la nueva atracción y volver a mi parque solitario. Pero duele tanto la soledad cuando tu mundo creía que siempre estaría acompañado por ella.
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