martes, 6 de marzo de 2018

Maldito juego.

Desde que nací
pronto comprendí...
la pena.

Mi inocencia murió
en aquella habitación
solitaria.

Querías esconder
la muerte
con aquella gran
sonrisa.

Intentaste con
tu amor
que fuera un niño de
mi edad.

Pero en tu mirada
pronto supe leer
el dolor.

Ver que te nos ibas,
que había cuenta atrás
imparable.

Que jugabas a mentir
con tanta piedad
por protección.

Pero nací observador
y desde bien pequeño
lo sabías.

Muchas veces
dejábamos la partida,
para mirarnos
a los ojos y
empezar la despedida.

Por eso,
cuando te fuiste
no hicieron falta
palabras,
llevábamos una vida
preparando aquel momento,
con tus ojos me dijiste
te quiero,
con los míos contesté
lo siento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario