Y
yo
que he estado
en camas tan vacías,
de espalda contra espalda,
del silencio
más triste.
Ahora
no quiero que dejemos
de entrelazarnos,
de sentir tu mano
en
mi espalda,
no volver a soltarnos.
Porque tú conviertes
mi cama en
paraíso
soñado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario