Qué fue de nuestra soledad, me preguntas entre el gentío. La
tuya no sé, la mía sigue haciendo de manta cuando tengo más frío. Es silencio
cuando no soporto el ruido, y ya no lloran mis ojos como cuando estaba contigo.
No me preguntes por mi soledad, bendito castigo, cuando tu compañía fue mi
hastío. Ella no hace esperar ni reprocha el cariño, ella siempre está ahí a pesar
de su destino. Saber que en cualquier momento este cerebro cansino volverá a
las andadas y cambiará su devoción por otro desatino. Pobre soledad, que
nacemos contigo, para pasarnos toda la vida maldiciendo tu nombre. Años de
locura y desorientación para acabar juntos en la misma habitación. Viste mi
primer aliento y lo verás terminar, a pesar de todo nunca te he dejado de
fallar. De buscar en ojos perdidos la misma soledad sabiendo que tú eres la mía
la que nunca me fallará.
@azaustre
No hay comentarios:
Publicar un comentario