jueves, 3 de diciembre de 2020

Olvido.

Y ahora que mi corazón acumuló tantos latidos, que mis arrugas son páginas, que la de la guadaña duerme en mi mecedora. El tiempo parece esprintar mientras cada uno de mis movimientos es más lento, tan pensado, menos natural.

Ahora que tantos os fuisteis arrancando pedazos de mí... ¿a dónde iréis si ya ni yo os recuerdo? Me convertí en albúm de fotografías, de imágenes en movimiento... de tantos sonidos. Siento que cada día me arrancan una página, a veces las encuentro tiradas en mi cama mientras miro el hueco vacío de tu lado. Pero la mayoría de las veces las veo desaparecer entre mis manos, impotente, mientras otra lágrima las va emborronando. 

Siento las veces que pronuncié mal vuestros nombres pero mis ojos siempre veían nuestra sangre en vuestras miradas. Ahora ya ni cuando vuelvo a reconoceros siento miedo, me hace feliz el brillo de vuestros ojos ante mis pocos aciertos, el calor de vuestras manos siempre es hogar. 

Y ahora que ojeo este viejo libro, no sé si por última vez, con los mismos ojos de la primera vez que te vi mi vida... ahora os digo que nos engañaron. El enemigo no era la muerte... era el olvido.

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